Hay a quien le toma por sorpresa la ruptura que él mismo generó
Cada uno de nosotros debería tener claro que nuestras acciones van a tener una consecuencia, eso no es una sorpresa. Si en lo personal he venido canalizando mis acciones por un camino que conduce al desamor, al desinterés, a la pérdida de la confianza o sencillamente por un camino que no converge con el que está trazando mi pareja, no debería existir un factor sorpresa cuando la ruptura toque la puerta de mi relación.
Muchas veces pensamos que contaremos con el afecto, con la atención y con una posición privilegiada en la vida de alguien más, sin que ejecutemos lo necesario para que eso ocurra. Estamos acostumbrados a dar el amor por sentado y medio de esa seguridad muchos pueden bien por acción o por omisión poner vínculos sentimentales importantes en peligro.
El amor se cultiva y se demuestra
Debemos ser capaces de alimentar nuestras relaciones con detalles, con acciones, con intenciones, que sin ser premeditadas, tengan la intención de mantener vivo y sano el amor. A su vez es crucial demostrar lo que sentimos, decirlo con palabras y con acciones, que quien esté a nuestro lado, no tenga ninguna duda de qué sentimos por esa persona, ni cuáles son nuestras intenciones.
Los proyectos comunes son determinantes
Muchas veces comenzamos una relación con alguien y los sentimientos van apareciendo, inclusive llegando a amar. Sin embargo, cuando los proyectos de ambos no son comunes, no se pueden entrelazar o si llevar a cabo un proyecto personal de alguno de los dos, resulta en suspender el del otro, se irá generando una brecha difícil de cerrar.
Lo mejor es estar desde un principio alineados en lo que se quiere y hacer lo posible que los proyectos de ambos coincidan, sin sacrificios ni sorpresas que generen a la larga frustración y resentimiento.
La comunicación, el respeto y el amor
Estos son pilares fundamentales, de donde se coloca el tablero de la relación, prácticamente todo lo demás parte de allí, la confianza, la intimidad, el apoyo, la complicidad, la amistad, se pueden considerar derivados de nuestras bases. Es evidente que si nos damos la tarea de socavar las bases de la relación, terminaremos por derribarla… No importa si se puede o no reconstruir, la acción fue generada y de seguro con pérdidas importantes y notorias.
Si amamos algo, actuemos en pro de hacer crecer lo que nos gusta. Teniendo presente que cada una de nuestras acciones tiene un efecto, que sumará o restará en nuestra relación. Y si hemos perdido el interés, no lo hagamos también con nuestro tiempo, ni procuremos pérdidas en el tiempo de esa persona que nos acompaña, tomando las decisiones que vayan de la mano con lo que sentimos.
Nunca una ruptura viene de sorpresa, solo se estaba negando a la realidad…
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet