RINCÓN del TIBET

Las verdades de la convivencia en la pareja

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Las verdades de la convivencia en la pareja

La convivencia de pareja no es algo que podríamos clasificar como sencillo. De hecho la convivencia con cualquier persona, independientemente del vínculo, es normalmente complicada. Enfocándonos específicamente en las relaciones amorosas todos podemos tener muchas expectativas, positivas y negativas, pero solo será combinando esos dos mundos que podemos realmente clasificar la experiencia.

Acoplarnos dentro del respeto y el amor será clave para permitir a alguien más ocupar nuestros espacios, mientras nosotros hacemos lo mismo con esa persona. Hay que tener paciencia y sobre todo no perder el norte, ni salirnos de proporción ante los hechos.

Sí, puede resultar molesto el encontrar una toalla mojada en nuestra cama, o ver el tubo de la crema dental sometido a una práctica particular para extraer el contenido, o poder conciliar el sueño con el televisor prendido, mientras estábamos acostumbrados a la oscuridad y al silencio absolutos.

Podemos prever cómo puede ser la convivencia con alguien, porque siempre hay muestras de cómo es cada quien y cuáles son sus costumbres, sin embargo, todo se desata en la convivencia y allí, no hay salidas de emergencia, no debería estar la posibilidad de decir, me voy a mi casa… Ya el ambiente es común, es de ambos y es necesaria la paciencia, los acuerdos y el amor.

Evidentemente hay una gran cantidad de ventajas de la vida en pareja, en lo particular, aunque amo la soledad, amo la vida en pareja y dormir en compañía, abrazar al otro hasta dejarlo al borde de la cama, comentar una película, preparar una rica comida para compartir, sentirnos que podemos contar con alguien a nuestra disposición para hablar, para quejarnos, para hacer el amor, para tomar algo… como si nos perteneciera (en el buen sentido) de a ratos, es súper gratificante.

El hecho de vivir con alguien, independientemente de cómo haya sido la relación previo a la convivencia, nos sugiere un compromiso mayor, mayores responsabilidades y un comportamiento que se adapte a la dinámica de la pareja… ¿Se pierde un poco de libertad? pues no seamos condescendientes, se pierde un poco… pero sin duda se ganan muchas otras cosas que nos alimentan el alma.

También debemos mencionar que no solo compartiremos una cama, una ducha, un tubo de crema dental… sino que también muy probablemente compartiremos gastos, lo cual puede resultar beneficioso a nivel individual y puede ser un buen punto de partida para los proyectos comunes.

Como todo, habrá cosas que amemos y otras que quisiéramos desaparecer… Pero el secreto es no perder de vista de que vivimos junto a esa persona porque la amamos, porque nos sentimos mejor con ella, que sin ella, porque estamos apostando por un proyecto de vida juntos, que va más allá de la inmediatez del momento.

Hay muchísimas formas de llevar adelante una relación, la convivencia no es obligatoria, el compartir diario puede ser opcional, sin embargo, lo fundamental es que ambas parte estén de acuerdo y busquen el mismo tipo de relaciones, especialmente para no generar falsas expectativas en el otro o someterlo a algo que no está dispuesto a soportar por mucho tiempo, a menos no de la mejor manera.

Si decides lanzarte a la aventura de vivir en pareja, busca el equilibrio, promueve acuerdos, sé delicado y sobre todo haz algo, por pequeño que sea, que haga crecer el amor, porque siempre habrá detalles en la convivencia que inviten a restar… y estarás viviendo con alguien porque quieres, o porque te convencieron, pero en todo caso, da lo mejor de ti y procura cada día convertirte en una mejor persona, en una mejor pareja… Siempre lo que tú das, regresará a ti multiplicado.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

 

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