Su origen es indoeuropeo y multitud de pueblos como los vikingos, los romanos y los celtas lo utilizaron, siendo estos últimos los que más popularidad le dieron. Aunque no hay unanimidad en cuanto a su significado, si parece estar claro que el número tres era sagrado para el pueblo celta y que representaba la perfección y el equilibrio. Representa la triple dimensión: física, mental y espiritual.
Colgante del nudo celta de la Tierra o nudo de brujas. Simboliza a la Madre Tierra con los cuatro elementos que la representan, que están a su vez interconectados, y unidos por un círculo que simboliza el ciclo de la vida que pasa por todos ellos.