RINCÓN del TIBET

Quieren cambiar la humanidad pero no cambiarse a sí mismos

la humanidad

Muchos piensan en cambiar la humanidad, pero pocos piensan en cambiarse a sí mismos

Qué sencillo resulta poder evaluar y juzgar a la humanidad, ver los defectos en quienes nos rodean, establecer planes de cambio para aquellos que hacen las cosas de forma equivocada, desde lo que corresponde a nuestra visión y la mejor manera de hacer las cosas.

Es fácil observar e identificar al momento las injusticias que llevan a la humanidad, resulta cómodo emitir un juicio del vecino, de los hijos de nuestros amigos, de la chica que salió embarazada sin casarse o de aquella que decidió abortar… Pero qué complicado nos resulta mirar con honestidad nuestro interior y darnos cuenta de todo lo que podríamos cambiar para hacer de nosotros una mejor persona, con nosotros mismos, con quienes nos rodean, con nuestro hogar…

Siempre tenemos ante los ojos los vicios ajenos, y los nuestros a la espalda. ― Séneca

 

Ciertamente nuestros ojos ven hacia afuera… es imposible, más allá de la superficialidad que nos muestra el espejo, vernos a nosotros mismos. Pero para ello contamos con otros recursos, porque si desde afuera podemos intentar cambiar a la humanidad, imaginemos el potencial que tenemos para cambiarnos a nosotros mismos.

El primer paso para el cambio es la aceptación, a través de ella tomamos consciencia de nuestras imperfecciones, de nuestras oportunidades de mejora… Para llegar a la aceptación es necesario que sin juzgarnos nos veamos y evaluemos nuestras conductas con la mayor humildad posible, sin recurrir a justificaciones. Viéndonos tal cual somos, reconociendo nuestro lado oscuro, aceptándolo y procurando a través de la consciencia traerlo a la luz.

No es sencillo darse cuenta de nuestros defectos, pero no hacerlo nos puede llevar por la vía equivocada, por aquella en donde tenemos ojos críticos solo para evaluar nuestro exterior y donde responsabilizamos al mundo entero por nuestras desgracias o por lo que no nos resulta como esperábamos.

La vida es mucho más fructífera cuando nos proponemos hacer una mejor versión de nosotros mismos, cuando no competimos con nadie, cuando no vemos con ojos críticos, sino compasivos a quienes nos rodean. Qué mejor provecho podríamos sacarle a esta experiencia que salir de ella siendo lo mejor que pudimos ser con mucho tacto, con mucho cuidado, sin herirnos, sin maltratarnos, pero cambiando al mundo a través de nuestro cambio.

La mayoría de nosotros no tiene posibilidades masivas de cambio, sin embargo puede hacer de su mciromundo un lugar más agradable, más reconfortante para nosotros mismos y para su núcleo. Solo basta darnos cuenta de que si queremos cambiar a la humanidad es preciso generar los cambios que queremos ver en nosotros mismos. Si todos hiciésemos lo mismo… imaginemos cómo sería el mundo.

Sé el cambio que quieras ver en el mundo. ― Mahatma Gandhi

 

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